miércoles, 2 de noviembre de 2011

Vellón vegetal

Crecías, verde y vigoroso, en el patio de la casa.
generoso, me distes sombra, poblaste mi alma con
pájaros azules y mariposas blancas.
Fuiste muralla en las tormentas y en mis juegos
un rincón de paz.

Niña solitaria, me aferraba a tus ramas para que
en las tardes tibias me acunaras.
Oía en tu abrazo el silencioso fluir de tu savia.

Santuario de pájaros, observatorio astral, desde
tus rejas barrocas pude espiar las estrellas,
la luna y en mis ensueños ver un ángel volar.

Cofre donde yacía en mi muerte lúdica,
con mi blanca mortaja, unas flores robadas
unas únicas lágrimas, las de tus hojas mansas.








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