Mi amado Jesucristo
para adorarte
con toda devoción
un silencio profundo hace
mi corazón, para oír del Espíritu
Santo su dulce voz.
Que su canto inunde mi ser
y suba fragante mi adoración
a tu trono sublime trino Dios.
Dulce adoración, impregnada
de amor; de impartida Santidad.
Nace la adoración,
Cuando mi alma se postra ante ti
Señor y mis labios musitan
Santo, Santo, Santo, trino Dios.
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